Miembros del personal de la Fundación

Paola Valdivia

Uno de los mejores aspectos de trabajar con estudiantes es compartir los momentos en que descubren algo nuevo.

Hay un momento en particular del que siempre me recuerdo: cuando trabajaba en las Escuelas KIPP de Nueva Orleans, tenía estudiantes que estaban aprendiendo a codificar un programa que ordenara a que unas luces parpadearan. No tomó mucho tiempo para que una “luz” se les encendiera en la cabeza cuando se dieron cuenta que estaban utilizando la misma tecnología que permite hacer funcionar las luces de Navidad. Ese momento, entre tantos otros, les activó un deseo genuino de crear, innovar y llevar sus capacidades a otro nivel.

Este tipo de experiencia deja claro para mí que nuestros estudiantes de color sí tienen el deseo de entrar a carreras en STEM. Pero la realidad es que los jóvenes de color muchas veces no reciben la exposición que necesitan para perseguir estos caminos.

Esta realidad no me desanima; me da más ganas. Es la razón por la cual he estado en el campo de la educación por 12 años, y es la razón por la cual me uní a la Fundación KIPP como directora de ciencia, tecnología e ingeniería. En este rol, tengo el gran privilegio de desarrollar e implementar programas como robótica o informática AP en nuestras escuelas. No tengo ninguna duda de que nuestros estudiantes aprovecharán estas oportunidades, las harán propias y crearán trabajos impresionantes.

Tenemos el poder de interrumpir el ciclo de inequidad que ha excluido a demasiadas personas de color de las carreras STEM. Cuando pensamos en desafíos científicos y tecnológicos como la pandemia de COVID-19 o la crisis del agua en Flint, debemos reconocer que estos problemas afectan de manera desproporcionada a las comunidades de color. Por eso, nuestras voces y experiencia pueden y deben usarse para desarrollar soluciones. Realmente creo que si nuestros estudiantes reciben las herramientas adecuadas, algún día serán los que guíen el camino para resolver los desafíos más difíciles de nuestro mundo.

Entre las muchas cosas que aprecio de KIPP, me encanta que esta organización no solo sea un lugar para que los jóvenes se conviertan en grandes líderes, sino también un lugar donde el personal como yo pueda vivir nuestra pasión todos los días en nuestro lugar de trabajo.

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