Jessica Cunningham
En mi familia, algunos tuvieron experiencias educativas muy positivas. Vivían en las zonas ideales para asistir a escuelas realmente buenas. Pero otros en mi familia no tuvieron esas ventajas.
Al ver esas discrepancias –al ver que nuestras vidas se desarrollaban de forma muy diferente según dónde vivieran nuestros padres, al ver que los diferentes niveles de educación nos encaminaban en trayectorias muy distintas– cobré una conciencia muy clara de la brecha educativa, aun antes de que pisara un plantel universitario.
Pero yo tuve suerte. Mucho antes de que siquiera existieran las escuelas chárter, mis padres ejercieron su libertad de elegir escuela.
Cuando sintieron que algo no me estaba funcionando, me cambiaron a un ambiente que ellos pensaron que sería mejor. De ese modo, yo experimenté mucha diversidad educativa. Ese proceso –de buscar, de explorar, de encontrar lo más adecuado educativamente– me causó un impacto que a la fecha me sigue afectando.
Aprendí lo poderosos que pueden ser unos buenos padres. Vi la importancia de que los padres estén en una posición en la que puedan abogar por la educación de sus hijos y ejercer su libertad de elegir una escuela que los beneficie.
Y gracias a que finalmente encontramos lo que mejor se ajustaba a mí, desde una edad muy temprana comprendí lo poderosa que puede ser la escuela. Es por eso que quise hacer una carrera en educación. Eso fue lo que me motivó a ser líder de preparatoria en el 2005.
Y es por eso que me he quedado con KIPP durante los últimos dieciséis años.
Grabado en el trabajo de Jessica hay un impulso para cuestionar y desmantelar sistemas que marginan a las personas de color. Escuche a Jessica por qué necesitamos reconocer la excelencia de las mujeres negras y el papel que han desempeñado, y que seguirán desempeñando, en este país.