Kyle Kenan
Nunca había habido un programa de ingeniería en nuestra preparatoria, así que mi primera tarea era convencer a los estudiantes del propósito de la clase. Mis estudiantes no respondieron cuando hablamos de herramientas eléctricas y robots. No, ellos me respondieron cuando les presenté la ingeniería como una forma de ayudar a los demás. Les dije: “Los médicos ayudan a una o dos personas a la vez. Los ingenieros pueden construir una obra de filtración de agua que le sirva a toda una comunidad.”
Fue entonces –solo cuando vieron ese campo a través de la lente del servicio– cuando los estudiantes se convencieron del programa. Eso fue lo que los mantuvo comprometidos.
Establecí un plan de estudios de inventos y ahora, cuatro años después, la mente de mis estudiantes se dispara hacia las estrellas.
El año pasado se nos ocurrió una idea para arreglar el problema de los baches en las calles de Houston. De hecho ganamos un subsidio del MIT para financiar la implementación de nuestra propuesta.
Yo estaba muy emocionado con eso.
Construimos el prototipo de nuestro robot y elaboramos una sustancia –la llamamos “Fórmula X”– que es más fuerte que las mezclas de parches en frío que hay en el mercado. Y luego nos invitaron a presentarla en la alcaldía. El alcalde quedó tan impresionado con nuestros estudiantes que decidió venir a visitar la escuela. Hizo la proclamación de que el 29 de marzo es el “día del equipo de inventos de KIPP Sunnyside” en Houston.
Nos llevaron en avión a presentarlo en el MIT. Muchos de mis estudiantes jamás se habían subido a un avión antes. Y cuando llegamos a Boston, una limusina de lujo nos estaba esperando para recogernos.
Los chicos estaban muy emocionados.
Digamos que en esos momentos se estaba usando mucho el Snapchat y el Instagram. Recuerdo que en un momento dado pensé: “Muy bien, aquí estamos representando a KIPP Sunnyside. Quizá en algún momento deberíamos dejar de vitorear.” Pero, por supuesto, dejé que mis estudiantes lo disfrutaran.
En KIPP ha habido muchos grandes momentos. Y no solo me refiero a la ingeniería. No me refiero a esos momentos con la limusina o con el alcalde. Los grandes momentos son cuando los mismos chicos… bueno, quizá esto no les parezca muy de onda, pero hace no mucho tiempo, un estudiante detuvo una pelea en el baño. Otro chico lo grabó en video y el que acabó con el altercado dio un discurso apasionado. Les dijo: “¡Acabamos de hablar de esto! ¡Tenemos exámenes finales la próxima semana! Somos mejores que esto.”
Todo su discurso quedó captado en la cámara y de algún modo yo obtuve ese video.
Ese chico… no estaba tratando de impresionar a nadie. No había ningún profesor presente. Ni siquiera se dio cuenta de que lo estaban grabando. Él solo intervino para hacer lo que tenía que hacer. Y cuando yo vi eso… ¡caray! ¡Eso sí que es un gran momento! Estaba muy orgulloso de él.