Simpatizante

Diana Nelson

Me hablaron por primera vez de KIPP en 2006, cuando la cofundadora de KIPP Foundation, Doris Fisher, me invitó a visitar una escuela secundaria en San Francisco. Me impresionó e inspiró tanto ver una red nacional de escuelas con estándares tan altos para impulsar un cambio sistémico. Casualmente, una semana después de mi visita, asistí a una reunión de Carlson Family Foundation en Minneapolis, de la que soy miembro del Consejo de Administración. Durante la reunión, recibimos una presentación acera de las brechas que impiden alcanzar los logros, y me sorprendió saber que Minnesota tenía una de las brechas más grandes del país. Observando esos datos y habiendo visitado una escuela KIPP una semana antes, inmediatamente pensé en llevar KIPP a Minnesota.

Lo siguiente que supe fue que estaba liderando un grupo de trabajo para abrir KIPP Minneapolis. Fue una experiencia muy emocionante. Aunque Minnesota fue el lugar de nacimiento de las escuelas chárter, pues las primeras leyes chárter se redactaron aquí en 1991, no existía una organización chárter nacional en el estado. Así que había una verdadera sensación de energía alrededor de nuestros planes, un entusiasmo por tener un modelo probado y de alto rendimiento que llegara a la comunidad y se encargara de facilitar la consecución de los logros. Nuestro grupo trabajó rápidamente: En seis semanas, habíamos involucrado a varios líderes de la comunidad, escribimos nuestra propuesta y recaudamos medio millón de dólares. KIPP seleccionó a Minnesota como un sitio de expansión y se allanó el camino para abrir una nueva escuela.

Creo en KIPP ahora tanto como lo hice hace ocho años. Creo en la simple resonancia de “Trabaja duro. Sé amable”. Creo en la misión de hacer seguimiento y apoyar a nuestros estudiantes en su viaje y permanencia en la universidad. Y cuando veo a los niños en KIPP Northstar de Minnesota comenzando en jardín de niños este año, sé que estarán expuestos a altas expectativas, un vocabulario enriquecido y maestros dedicados que los aman y creen en ellos. Creo que podemos cambiar la trayectoria de la vida de nuestros estudiantes y eso es extremadamente poderoso.

En un nivel más amplio, lo que hacemos en KIPP tiene enormes implicaciones para nuestra nación. La educación es vital si los Estados Unidos quieren continuar liderando y seguir siendo competitivos en el mundo. Y la educación de calidad, la igualdad en la educación, conducirá a que los Estados Unidos sea un país mejor y más justo. Todo sobre el futuro de nuestro país se deriva de la educación que nuestros niños reciben hoy. Para ser parte de ese trabajo, incluso a nivel de una sola región, una sola escuela, un solo estudiante, es difícil pensar en un lugar donde uno pueda generar un mayor impacto.

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